La habitación estaba a oscuras. Tan sólo un rayo de luz de aquella luna pálida y fría que vigilaba la noche, se asomaba entre las finas cortinas, movidas por una dulce brisa compasiva.
Entreabrí la puerta sin hacer mucho ruido. Él estaba sentado en la cama, con los botones del pantalón desabrochados, mirando al techo y preguntándose cómo podía haber caído en tal chantaje.
Mi chantaje.
Me besó, dejándome con la palabra en la boca.
- No puedo contra ti… -Me besó nuevamente-. Sabes… que te quiero… -Me besó, y de esta vez no paró.
No quise que parara.
Quise que me abrazara y lo hizo. Quise que me acariciara y lo hizo. Quise que me hiciera el amor…
Se quitó la camisa, ya medio desabrochada. Sus labios recorrieron la curva de mi cuello, sus manos se hundieron en mi pelo, y su cuerpo se pegó al mío.
Quise todo aquello y más.
Me quitó la blusa. Luego, el cinturón, al suelo, los pantalones, al suelo, los suyos, al suelo.
Volvió a sentarse en la cama. Me senté a horcajadas sobre él.
Quise que me hiciera el amor y lo hizo.
- No puedo contra ti… -Me besó nuevamente-. Sabes… que te quiero… -Me besó, y de esta vez no paró.
No quise que parara.
Quise que me abrazara y lo hizo. Quise que me acariciara y lo hizo. Quise que me hiciera el amor…
Se quitó la camisa, ya medio desabrochada. Sus labios recorrieron la curva de mi cuello, sus manos se hundieron en mi pelo, y su cuerpo se pegó al mío.
Quise todo aquello y más.
Me quitó la blusa. Luego, el cinturón, al suelo, los pantalones, al suelo, los suyos, al suelo.
Volvió a sentarse en la cama. Me senté a horcajadas sobre él.
Quise que me hiciera el amor y lo hizo.
quiero encontrarte.