sábado, 3 de diciembre de 2011

Solo dame un momento.



Hay tantos tipos de corazones: los solitarios, los apasionados, los enamoradizos, los enigmáticos…
Hay corazones que por mucho que lo intentas no logras conquistar  y otros, con los que juegas sin querer. Hay corazones con abre fácil y hay corazones que son lugares desconocidos, que incluso asusta adentrarse en ellos.
Algunas veces se aceleran tanto que pueden aturdir. Y en ocasiones, parece que se rompen en mil pedacitos, que luego es casi imposible volver a reunirlos todos.


Un corazón no miente, aunque algunas, bueno, muchas veces logran confundir…
Un corazón después de todo tan sólo hace ruido, pero es el más intenso que jamás pueda oírse.
Hay tantos corazones y tantas formas de hacerlos sonar:
El amor, es fácil de reconocer, porque el ritmo aumenta poco a poco hasta que late tan fuerte que puedes sentirlo en la yema de los dedos, unos golpecitos para avisarte de que se ha parado el mundo.
El dolor, por desgracia es aún más rápido. Es aquella sensación, que te hace llevar la mano al pecho, como si tuvieras que aguantarlo para que no se cayera. Pero como la arena que resbala  entre los dedos en verano, el corazón se deshace sin se pueda evitarlo.


Existen también los latidos acelerados, los pausados, los más intensos, los que necesitas asegurar que están ahí  porque apenas los notas, los que no te dejan dormir, los que resuenan en la cabeza, los que descansan bajo una mano…
Hay una sensación para cada latir, hay un latir para cada corazón y hay un corazón para cada persona.  Y siempre habrá alguien que te lo haga sonar, lo importante es que sepas escucharlo.








miércoles, 12 de octubre de 2011

“Deje su mensaje después de la señal”:


- Cariño, he tomado una decisión: voy a coger vacaciones de ti.
He oído que hay algunas ofertas de vuelo estupendas, así que te invito a que cojas el primer avión y abandones mi corazón lo antes posible. Podrías hacer escala en mi estómago, y de paso recoger las mariposas que hacían tiempo no me dejaban dormir...
Te agradecería que te llevaras todos tus recuerdos, ya los tengo empaquetados en cajas grandes, y para que no te confundas son las que llevan escrito: “Resistente”.
Creo que nos vendrá bien pasar un tiempo solos... Tendrás tiempo ponerte al día con tu culpa. Y yo, podré al fin dedicarle un rato a recuperar mi integridad... Después de todo tenías toda la razón, todo esto “no es por mí, es por ti”.
Seguramente cuando escuches esto, esté muy lejos de ti y he pensado que de todas formas no lo notarías, como sé que eres alguien de costumbres...
¡Ah! Antes de que se me olvide... Te dejaste en el penúltimo cajón todas nuestras miradas, los besos escurridizos, los abrazos largos, y las conversaciones sin terminar... Así que, si no te importa, he decidido subastarlo todo en “eBay”, aunque no creo que valgan mucho a estas alturas, ya sabes que los objetos desgastados pierden su valor.
Y por último, recuerda que te llevas contigo una parte de mi, pero no te preocupes, hoy en día la aduana no confisca ese tipo de cosas. Tienes suerte.

Malas noches, amargos sueños.


Lista de la compra:

Como sé que siempre se te olvida qué traer a casa, te lo he puesto fácil. He hecho una lista con las cosas más importantes, así no habrá manera de que te equivoques, estoy segura”.

PD: He añadido anotaciones, por si tienes alguna duda.


1. Aquélla primera sonrisa.
(Te acordarás que me trajiste una igual el primer día, pues he mirado en todas partes y no la he vuelto a ver).
2. Media docena de “Te quiero”
(No añadiré nada a esto).
3. Ración y media de romanticismo.
(Lo perdimos aquella noche después de ir al cine, y el de reserva se nos agotó antes de tiempo).
4. ¾ de “Celos”.(No creí que se agotara tan pronto).
5. El beso de Buena noches.
(Lo encontrarás en la sesión de “el desayuno en la cama”).
6. Una llamada al día siguiente.
(Esto siempre se te olvida, así que te lo subrayo para que lo recuerdes).
7. El 2x1 de “Noches en vela y conversaciones absurdas”.
(Te harán un buen descuento si llevas la tarjeta cliente).
8. 3 kilos de promesas que se cumplan.
(Sé que es difícil, pero si no lo encuentras, te lo dirán en caja).
9. Una fecha para recordar.
(Es aquélla que se marca en el calendario, por favor, es necesario que cojas la roja, aségurate de coger la azul, esa no tiene tanta importancia).
10. Tú y yo.
(Esto es lo último, y es lo más importante, está en la parte de congelados, así que tendrás que darte mucha prisa y traer todo esto lo antes posible, porque sino puede ser demasiado tarde, y tienes que descongelarlo con cuidado, prepararlo con cariño y amor y una vez esté todo listo, por favor, espérame).






jueves, 21 de julio de 2011

donde y cuando quieras.

  • ¿No serás de esos necios que creen en el amor a primera vista?
  • ¿Qué hay de malo?
  • No hay nada de malo, pero es una estupidez. Que mas da enamorarse de alguien antes o después de conocerle... 
  • ¿Siempre chafas así todos los primeros momentos?
  • Bueno, porque prefiero los finales.
  • Creo que tendremos que hacer un trato.
  • ¿Como cuál?
  • Tendremos que enamorarnos, casarnos, tener hijos, y envejecer juntos... Solo así sabremos cuáles son mejores, los finales o los comienzos.
  • ¿No vas demasiado deprisa?
  • ¿Vas a aceptar el trato?
  • Tal vez...
  • Pues, encantado de conocerte.

miércoles, 6 de julio de 2011

La química del amor.

El corazón se acelera, las pupilas se dilatan, la piel se eriza, la presión sube, y la circulación aumenta. ¿Qué es? Lo llaman amor, lo llaman enamorarse.

Desde hace años, poemas, canciones, películas y algunos libros, nos han enseñado lo que es el “amor verdadero”. Nos han metido en la cabeza una idea enlatada, una idea

prepreparada del amor.
Incluso, a veces, creo que debería llevar una etiqueta que pusiera: “Pre calentar durante 3 minutos en el microondas y ¡listo!” ¿Exagero? Quizás...


¿Por que nos enamoramos de una persona y no de otra? Según muchas investigaciones, cada persona esta “programada” para buscar a una pareja que reúna las cualidades que creemos merecer.
Rubios, morenas, guapas, altos, listos, simpáticas... Esta es la llamada teoría de la correspondencia.

Según varios estudios, desarrollamos una especie de “mapa”. Un mapa con las coordenadas exactas de cómo debe ser nuestra pareja. Diseñemos nuestro mapa entre los 5 y 8 años, y antes de que llegue el amor de nuestras vidas, ya tenemos una idea preconcebida de cómo es. ¿Os explica algo?
Seguramente necesitemos un GPS, porque no todos los mapas son fáciles de entender.

Dicen que el amor es una reacción química, una mezcla entre neurotransmisores y hormonas. Electricidad y química. ¿Qué ocurre cuando coinciden las sustancias químicas adecuadas? ¿Nos enamoramos? Y, lo más importante, ¿dónde está la persona capaz de hacerlas coincidir?
Cuando encontramos a dicha persona, el organismo entra en acción, el hipotálamo envía mensajes a determinadas glándulas del cuerpo, y las glándulas suprarrenales aumentan la producción de adrenalina y noradrenalina. En conclusión, nuestro sistema nervioso se dispara, se descontrola.

Ahora bien, no nos engañemos, dicha reacción ocurre de la misma forma para todo el mundo, tal vez no las mismas veces, por desgracia. Pero, la reacción provocada en la corteza cerebral, el llamado “efecto del amor”, es un proceso idéntico, aunque creamos que cuando estamos enamorados es algo único y tan grande, que solo podemos sentirlo nosotros.

Constricción, dilatación, secreción, erección... Nuestro sistema nervioso bombardea mensajes químicos a todas partes, a una velocidad asombrosa, y entonces es cuando la magia del amor surge, y cuando decimos que: “enamorarse ocurre en cuestión de segundos”, no mentimos, es pura química.
La razón deja paso a la ley de la atracción, de las sensaciones, de las necesidades.
No pienses, solo siente”.

Pero como todo proceso rápido e insípido, el enamoramiento puede durar mucho o poco tiempo, pero sin duda no es eterno. Las reacciones químicas son fuertes pero no logran persistir.
Como dijo una vez Ortega y Gasset: “Ese estado de imbecilidad transitoria, no se puede mantener bioquímicamente por mucho tiempo”.

Cuando nos enamoramos el cerebro segrega la “sustancia del amor”, en términos más científicos: feniletilamina. En respuesta a esta sustancia se segregan la dopamina, la norepinerfina, y la oxiticina. Dichas sustancias, hacen que nuestro cuerpo esté preparado para pasar horas y horas conversando, o haciendo el amor, sin cansarse o tener sueño.
¿No es verdad que el amor hace que hagamos locuras?

Con todo esto, espero no haber desilusionado a los enamorados, pero han de saber que con el paso del tiempo el enamoramiento apacigua, y solo nos queda un cerebro bañado en endorfinas, que nos proporciona una sensación de protección y tranquilidad al estar con la persona querida, y por supuesto, el inmenso dolor al perderla.

A pesar de todo, debemos luchar por que el amor, no solo dure un cierto periodo de tiempo, debemos elegir a una persona que sea capaz de estimular nuestro sistema nervioso, que nuestras hormonas se disparaten; y que con el paso del tiempo, aunque la sensación sea más leve, aún sintamos que el corazón se acelera, las pupilas se dilatan, la piel se eriza, la presión sube, y la circulación aumenta...

Los estudios científicos demuestran muchas cosas, pero debemos reconocer que hay algo más que hormonas que hacen que nos sintamos así. Hay algo más, siempre hay algo más.
Las teorías y las reacciones químicas son hechos
fiables, hechos que podemos elegir no prestar atención y no creer, pero no dejarán de ser ciertos.
He de reconocer que un “te quiero”, suena mucho mejor que: “Cariño haces que mi cerebro segregue feniletilamina”. Sin duda no se trata de que la ciencia lo explique todo, aunque ese sea su oscuro fin.

Somos simples personas, personas que se dejan llevar por los poemas, las canciones, las películas y los libros... Personas que no entendemos de química, de nuerotransmisores, ni de glándulas; no somos expertos del amor, solo somos personas, personas que buscan un estado de “imbecilidad transitoria”, que sea eterno.




"Por Nicole Gilotay".

lunes, 27 de junio de 2011

¿Sientes eso?

lejos.
Ya hace tanto tiempo,
que no recuerdo porque te quise.
Si amar era para mí necesario,
hoy es una opción.
Si tenerte era mi suerte,
hoy es mi aspiración.
Ya hace tanto tiempo,
que no conozco tu nombre,
que no quiero conocerlo,
que no puedo hacerlo.
 Ya hace tiempo,
hace tanto tiempo,
que no sé si fue un sueño,
un desvarío, una ficción.
Hace tanto, que no sé,
no sé si amarte fue mentira,
si fue un amor,
fruto de mi imaginación.
Tú, simple ilusión.
Ya hace tanto,
que parece ayer, y no lo fue,
que voy y vengo,
hace tanto,
que perdí la noción del tiempo,
hace tanto que te tuve
y aún siento que no lo entiendo,
hace mucho, mucho tiempo.

miércoles, 23 de marzo de 2011

¿Y?

- Me vas a traer problemas.
- ¿Y?
- Que no quiero problemas.
- Olvídate de eso solo por una noche.
- No puede ser...
- ¿Por qué no?
- Porque luego amanecerá. Y todo volverá a la jodida normalidad.
- Pues bajaremos la persiana.
- Eso es engañarse a si mismo.
- Hoy en día, se llama amor.

viernes, 21 de enero de 2011

Mil y un ruegos...

Si miraras el mar, verías el reflejo de mi voz, que te pide un último aliento. Si pisaras con fuerza el suelo, notarías que aun gira el mundo que te hice con tres cuartos de cariño y mitad de delincuente pasión. Si acercaras tu oreja a la pared, oirías los mil y un ruegos que dejé escapar, para que te fueras, para que luego volvieras, para que me olvidaras y me volvieras a conocer, para que me amaras y me odiaras. Si miraras el cielo verías que las estrellas ya no se alinean, sino que simplemente hacen cola para poder confesarte una a una, que no volverá a amanecer si ya no estás aquí. Si pudieras traernos Diciembre, todos los días de mi año serían fríos y breves. Si pudieras leerme, seguramente encontrarías ambiguas notas, con letras negras de tinta borrosa. Si hubieras aprendido algo de lo que te di, no hubieras sido aquél analfabeto al que nunca entendí.

n.m.g

viernes, 7 de enero de 2011

Su nombre volvió a dibujarse en mis labios.
















- ¿Puedo hacerte una pregunta?
- Sí, claro.
- Si pudieras elegir un lugar donde estar ahora mismo… ¿Cuál sería?
Él pareció dudar. Se lo pensó unos instantes, con la mirada aún muy fija en la carretera. Y tras meditar lo suficiente, me miró y esbozó una sonrisa pícara, que juraría que no traería nada bueno consigo.
Entonces paró el coche.
Me alteré. Le miré aterrada, confusa. No sabía qué pretendía aparte de matarnos.
- ¡Oh Dios mío! Pero, ¿qué haces? –Miré inmediatamente por si venía un coche. No había ninguno.
Entonces, le oí reírse. Parecía contento de haberme puesto histérica.
Más una vez, se había salido con la suya.
- Deberías haberte visto. –Continuó riéndose, hasta que, al fin, se giró totalmente hacia mí y continuó-: Aquí.
- Pero, ¿qué dices? ¡Estás loco! ¡No me hace gracia!
- Aquí. –Repitió.
Entonces, me reí. Estaba loco.
- Mientras estés conmigo me da igual.
- No volveré a hacerte ninguna pregunta jamás.



Capítulo 63, "Quiero Encontrarte".