viernes, 21 de enero de 2011

Mil y un ruegos...

Si miraras el mar, verías el reflejo de mi voz, que te pide un último aliento. Si pisaras con fuerza el suelo, notarías que aun gira el mundo que te hice con tres cuartos de cariño y mitad de delincuente pasión. Si acercaras tu oreja a la pared, oirías los mil y un ruegos que dejé escapar, para que te fueras, para que luego volvieras, para que me olvidaras y me volvieras a conocer, para que me amaras y me odiaras. Si miraras el cielo verías que las estrellas ya no se alinean, sino que simplemente hacen cola para poder confesarte una a una, que no volverá a amanecer si ya no estás aquí. Si pudieras traernos Diciembre, todos los días de mi año serían fríos y breves. Si pudieras leerme, seguramente encontrarías ambiguas notas, con letras negras de tinta borrosa. Si hubieras aprendido algo de lo que te di, no hubieras sido aquél analfabeto al que nunca entendí.

n.m.g

viernes, 7 de enero de 2011

Su nombre volvió a dibujarse en mis labios.
















- ¿Puedo hacerte una pregunta?
- Sí, claro.
- Si pudieras elegir un lugar donde estar ahora mismo… ¿Cuál sería?
Él pareció dudar. Se lo pensó unos instantes, con la mirada aún muy fija en la carretera. Y tras meditar lo suficiente, me miró y esbozó una sonrisa pícara, que juraría que no traería nada bueno consigo.
Entonces paró el coche.
Me alteré. Le miré aterrada, confusa. No sabía qué pretendía aparte de matarnos.
- ¡Oh Dios mío! Pero, ¿qué haces? –Miré inmediatamente por si venía un coche. No había ninguno.
Entonces, le oí reírse. Parecía contento de haberme puesto histérica.
Más una vez, se había salido con la suya.
- Deberías haberte visto. –Continuó riéndose, hasta que, al fin, se giró totalmente hacia mí y continuó-: Aquí.
- Pero, ¿qué dices? ¡Estás loco! ¡No me hace gracia!
- Aquí. –Repitió.
Entonces, me reí. Estaba loco.
- Mientras estés conmigo me da igual.
- No volveré a hacerte ninguna pregunta jamás.



Capítulo 63, "Quiero Encontrarte".