jueves, 21 de julio de 2011

donde y cuando quieras.

  • ¿No serás de esos necios que creen en el amor a primera vista?
  • ¿Qué hay de malo?
  • No hay nada de malo, pero es una estupidez. Que mas da enamorarse de alguien antes o después de conocerle... 
  • ¿Siempre chafas así todos los primeros momentos?
  • Bueno, porque prefiero los finales.
  • Creo que tendremos que hacer un trato.
  • ¿Como cuál?
  • Tendremos que enamorarnos, casarnos, tener hijos, y envejecer juntos... Solo así sabremos cuáles son mejores, los finales o los comienzos.
  • ¿No vas demasiado deprisa?
  • ¿Vas a aceptar el trato?
  • Tal vez...
  • Pues, encantado de conocerte.

miércoles, 6 de julio de 2011

La química del amor.

El corazón se acelera, las pupilas se dilatan, la piel se eriza, la presión sube, y la circulación aumenta. ¿Qué es? Lo llaman amor, lo llaman enamorarse.

Desde hace años, poemas, canciones, películas y algunos libros, nos han enseñado lo que es el “amor verdadero”. Nos han metido en la cabeza una idea enlatada, una idea

prepreparada del amor.
Incluso, a veces, creo que debería llevar una etiqueta que pusiera: “Pre calentar durante 3 minutos en el microondas y ¡listo!” ¿Exagero? Quizás...


¿Por que nos enamoramos de una persona y no de otra? Según muchas investigaciones, cada persona esta “programada” para buscar a una pareja que reúna las cualidades que creemos merecer.
Rubios, morenas, guapas, altos, listos, simpáticas... Esta es la llamada teoría de la correspondencia.

Según varios estudios, desarrollamos una especie de “mapa”. Un mapa con las coordenadas exactas de cómo debe ser nuestra pareja. Diseñemos nuestro mapa entre los 5 y 8 años, y antes de que llegue el amor de nuestras vidas, ya tenemos una idea preconcebida de cómo es. ¿Os explica algo?
Seguramente necesitemos un GPS, porque no todos los mapas son fáciles de entender.

Dicen que el amor es una reacción química, una mezcla entre neurotransmisores y hormonas. Electricidad y química. ¿Qué ocurre cuando coinciden las sustancias químicas adecuadas? ¿Nos enamoramos? Y, lo más importante, ¿dónde está la persona capaz de hacerlas coincidir?
Cuando encontramos a dicha persona, el organismo entra en acción, el hipotálamo envía mensajes a determinadas glándulas del cuerpo, y las glándulas suprarrenales aumentan la producción de adrenalina y noradrenalina. En conclusión, nuestro sistema nervioso se dispara, se descontrola.

Ahora bien, no nos engañemos, dicha reacción ocurre de la misma forma para todo el mundo, tal vez no las mismas veces, por desgracia. Pero, la reacción provocada en la corteza cerebral, el llamado “efecto del amor”, es un proceso idéntico, aunque creamos que cuando estamos enamorados es algo único y tan grande, que solo podemos sentirlo nosotros.

Constricción, dilatación, secreción, erección... Nuestro sistema nervioso bombardea mensajes químicos a todas partes, a una velocidad asombrosa, y entonces es cuando la magia del amor surge, y cuando decimos que: “enamorarse ocurre en cuestión de segundos”, no mentimos, es pura química.
La razón deja paso a la ley de la atracción, de las sensaciones, de las necesidades.
No pienses, solo siente”.

Pero como todo proceso rápido e insípido, el enamoramiento puede durar mucho o poco tiempo, pero sin duda no es eterno. Las reacciones químicas son fuertes pero no logran persistir.
Como dijo una vez Ortega y Gasset: “Ese estado de imbecilidad transitoria, no se puede mantener bioquímicamente por mucho tiempo”.

Cuando nos enamoramos el cerebro segrega la “sustancia del amor”, en términos más científicos: feniletilamina. En respuesta a esta sustancia se segregan la dopamina, la norepinerfina, y la oxiticina. Dichas sustancias, hacen que nuestro cuerpo esté preparado para pasar horas y horas conversando, o haciendo el amor, sin cansarse o tener sueño.
¿No es verdad que el amor hace que hagamos locuras?

Con todo esto, espero no haber desilusionado a los enamorados, pero han de saber que con el paso del tiempo el enamoramiento apacigua, y solo nos queda un cerebro bañado en endorfinas, que nos proporciona una sensación de protección y tranquilidad al estar con la persona querida, y por supuesto, el inmenso dolor al perderla.

A pesar de todo, debemos luchar por que el amor, no solo dure un cierto periodo de tiempo, debemos elegir a una persona que sea capaz de estimular nuestro sistema nervioso, que nuestras hormonas se disparaten; y que con el paso del tiempo, aunque la sensación sea más leve, aún sintamos que el corazón se acelera, las pupilas se dilatan, la piel se eriza, la presión sube, y la circulación aumenta...

Los estudios científicos demuestran muchas cosas, pero debemos reconocer que hay algo más que hormonas que hacen que nos sintamos así. Hay algo más, siempre hay algo más.
Las teorías y las reacciones químicas son hechos
fiables, hechos que podemos elegir no prestar atención y no creer, pero no dejarán de ser ciertos.
He de reconocer que un “te quiero”, suena mucho mejor que: “Cariño haces que mi cerebro segregue feniletilamina”. Sin duda no se trata de que la ciencia lo explique todo, aunque ese sea su oscuro fin.

Somos simples personas, personas que se dejan llevar por los poemas, las canciones, las películas y los libros... Personas que no entendemos de química, de nuerotransmisores, ni de glándulas; no somos expertos del amor, solo somos personas, personas que buscan un estado de “imbecilidad transitoria”, que sea eterno.




"Por Nicole Gilotay".