Recuerdo cuando era niña y creía en cosas muy distintas
de las que creo ahora.
Mi mayor miedo era el monstruo del armario, o el de
debajo de la cama. Mi sueño era volar, o poder transformar la plastilina en
chuches.
¡Qué claro y que
simple era todo! Lo tenía todo.
Hoy, ya no sé a
qué temer, los monstruos han cambiado... Tampoco entiendo ya de sueños, porque
ya ninguno de ellos resulta ser demasiado bueno, ni demasiado imposible.Recuerdo jugar al escondite o al “pilla-pilla”. Ya no juego a eso, ahora es diferente, la gente suele jugar a odiarse y a quererse, a mentir y que no les pillen, a esconder y que no lo descubran
Así que: “Enhorabuena, te has hecho mayor”.
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